El fiscal federal Roger B. Handberg anunció la imposición de cargos federales contra cuatro sospechosos relacionados con la muerte de un joven estudiante de la Universidad del Sur de Florida.
El trágico incidente, que resultó en una sobredosis accidental, ha puesto de relieve la creciente crisis de opioides en la región.
Un estudiante de 18 años fue encontrado sin vida en su dormitorio, tras consumir lo que él creía eran pastillas de Percocet, vendidas por uno de los sospechosos, pero que en realidad contenían fentanilo.
Los cargos presentados incluyen conspiración para distribuir fentanilo resultando en muerte, y distribución de fentanilo.
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Los acusados, identificados como Darius Gustafson, de 20 años, Marquise Trant, de 35, David Chud-habu-ddhi, de 37, y Miguel Cintrón, de 36, están actualmente detenidos sin derecho a fianza, a la espera de juicio.
La investigación, liderada por agentes encubiertos del condado de Hillsborough, se aceleró gracias a la compra controlada de drogas que permitió la rápida identificación y detención de los implicados.
Durante la operación, además de arrestar a los sospechosos, las autoridades incautaron varias armas, municiones y 1,200 pastillas prensadas que contenían fentanilo. El fiscal Handberg subrayó la importancia de hacer justicia por la víctima y responsabilizar a aquellos cuyas acciones llevan a consecuencias mortales.
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"Esto es solo un ejemplo de cómo las autoridades trabajan eficientemente en conjunto y con el sistema judicial para asegurar que se haga justicia y prevenir futuras tragedias", afirmó Handberg.
La expansión del tráfico de fentanilo es una preocupación creciente para las autoridades, ya que una sola pastilla puede ser letal. Las autoridades están comprometidas a detener a los traficantes y prevenir más muertes causadas por esta peligrosa droga.
